martes, 13 de abril de 2010


FANTASMOGÉNESIS O MANUAL DEL BUEN FANTASMA.





He de especificar que la condición de ser fantasma no es inmanente a la necesidad de ser difunto. Este corto manual, no es otra cosa que un instructivo para pasar desapercibido, entre ya sea una multitud o una persona no deseada.

Para leer el siguente documento, ha usted, prospecto, de ubicarse en un lugar de preferencia concurrido y sintetizar su mociones en un alfabeto reducido, que con suerte y algo de práctica, sólo podrá ser leído por usted y nada más que usted. Un comienzo trivial aunque efectivo, consiste en la observación propia de su rostro frente a un espejo(se recomienda que sea limpio, pues las manchas propias de residuos corporales: acné, mucosidades y demás, dificultan de sobremanera el desarrollo pleno del presente ejercicio), preferiblemente de cuerpo entero, colóquese el uniforme de sus problemas y empiece a pensar. Acto seguido mírese con desdén y encuentre las manchas que de por sí ya tiene; nadie es limpio per se. Puede comparar su ridiculez con la usted mismo, no se desgaste en autocomplacencias de seguro encontrará las diferencias. Si de repente siente entre pecho y espalda un espasmo irregular que inconscientemente contrae sus mejillas y le dibuja un arco elongado cuyos puntos inicial y final coinciden con las comisuras de sus labios, no se asuste, ha alcanzado el objetivo de la actividad presente; la sátira de sí mismo. Ahora bien, con la nulidad de su autorepresión, el paso inicial ya está dado, ha logrado ser su propio fantasma por un momento breve. Si el ejercicio le ha causado agotamiento físico o quizás no puede contraer su rostro, tome una pausa, la estupidez es inevitablemente cómica, de seguro la suya lo es más.

No se aconseja sentirse pleno y realizado, aún hay mucho más que aprender, pues no siempre es útil escapar de sí, si en la praxis se sigue siendo absorbido por las muchedumbres de las que seguramente hace parte. Para continuar, se sugiere estar inmerso en una crisis ocupacional lo suficientemente complicada, como para gozar del tiempo necesario, para un estudio más profundo. Ubíquese entonces en un lugar lo bastante turbio (de preferencia el sitio que desmoronó el orden de su diario proceder) y trate de consumir aquello que lo conforta, cabe resaltar que las sustancias ilícitas no se recomiendan, pues puede acarrearle problemas legales y desórdenes precipitados que lo harán ver más obtuso e impedirán que se desvanezca por momentos. Proceda a bordear el lugar e inspecciónelo con la cautela suficiente, no demasiada; y nútrase de la imagen proyectada en la primera parte, evite la risa, principalmente. Siéntese en un área concurrida con una posición lo suficientemente rígida, como para aseverar una apariencia poco comprometida, lo que con el pasar de los minutos lo hará parte del inventario y llevará su peligrosidad al mínimo. No se preocupe, la gente llegará poco a poco y no se sentarán sobre usted, por el simple hecho de verlo beber algo y/o aspirar mecánicamente una bocanada del cigarrillo de su predilección. Habiéndose reunido un grupo lo suficientemente numeroso, puede usted dar rienda suelta a la nimiedad y a la amplificación monumental de sus capacidades no visuales para involucrarse lo suficiente como para no divagar en la cacofonía de sus voces y/o aromas y con algo de constancia, estar allí sin moverse un centímetro.

Si de momento lo invitan a sumarse en la discusión, escape como pueda, pues ya lo han visto y el ejercicio ha fallado. El éxito del mismo se concreta al momento de la ida voluntaria de los partícipes o la suya.


Nota: Este manual es de utilidad controvertida, si lo ha leído y lo considera útil de alguna manera, se le recomienda encarecidamente que busque algo en que ocuparse, pues de lo contrario terminará escribiendo folletines similares que delatarán sus problemas laborales y por ende personales.