viernes, 6 de julio de 2012


MISIVA NARCOLÉPTICA.


Ella tan mojada como seca, seguía debiéndole lo que había pagado... viene a morir lo que ha vivido; para qué seguir entonces, interpelando las congojas de lo mismo que le hacía diferente todos y cada uno de mis días. Para qué seguir callando, si ayer vendrás a decirme aquello que no paro luego de decirte.

Basuras y bandadas de pájaros no natos que la siguen sobrevolando en cada línea del esputo. Muy sintáctico si se le mira, por que es ahí dónde te revelará lo que habías extendido. Una playa, cajas varias y seguía dormida en la más atenta de las luces; soberanas cofradías que se ambivalen en una cuestión de inmediatos, rascados de guitarra criolla y la amplitud de las “eshes” que devienen “zetas”.

Y si he dormido, tan despierta que muy seguramente he de encadenar con calma, todas y cada una de las piezas que conformaré en las palmas al desnudo. Mil y un ellas en cada minuto que le ha pasado, para dejar lo que ha seguido con los cambios del reloj. Y me ubico tan sencilla, tan elocuente que al asomarme al espejo sé que tengo barba, que hoy es lunes, que demás que hace un tiempo seguirá siendo lunes y la regla está en el día más complejo.

He de seguir de pie, caminando junto al perro que aparentemente me persigue por que pienso que ya no es mío. De nuevo abrir mis ojos y ver que es de noche, trascender la náusea que le ausculta.

Las impresiones son menores en cada toque a profundidad; cada vez más alto y el caniche que se supo, le supo haciendo y dando lo no hecho y recibido: Lata abierta y a comer.

Todo lo que me atrevo a preguntarme es si en cada cual sigo estando, o me siguen estando en los suspiros, los abrazos rotos, los lechos que le compartía al momento de excluírme...

La sinceridad obtusa de la vejez ennoblecida a mano derecha, sin vergüenza y la pregunta del por qué me duele si es tan sana cada raja en la abundante colagenopertura del par cardinal.

No es tan sencillo, mejor es descomplicado; un parpadeo y me gusta la mujer de enfrente que me enfrenta, una risa y le vislumbro bello estando cerca al puto perro que me ladra al dormir despierto. Cada moretón en mis ambas caras me perturba, no tolero los dolores del sentir por cuatro partes.

Y al morirse en cada sueño y expirar en cada vida, se decide tan hermosa como ruda es la constancia de su agudeza, los cambian de la cuerpan, sus frases que me enlamparan y cada salto drástico al sueño númeno que interpela por cada uno de mis todos que me seguirán estando sin yo estar, sin ensillarme cuando me encigarro, pues entre chiste y chanza le estuvo perpetuado, como los goces de entre-cuerpos, como los dotes de entre-manos.

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