domingo, 5 de septiembre de 2010

WHITE DUST.

Son cuarenta y nueve imágenes en simultáneo,
Era ya de noche y brillaba en su palidez,
cada imagen... fulgor de un segundo,
Sus ojos, patente desorbitada; indagaban por omisión,
una vida infinita, irrespetando la calamidad de las culpas,
perdíase una perfección, inmaculada,
al decirse encantada,
todos cuadros, piezas remembranzas,
por un decamerón de especulaciones,
sin dejar el recinto, templo de autocomplemento,
un bouquet de ensueño, brillo de fina opacidad
e impensada silueta,
fundido para siempre en el súbito decantar,
de arribo al centro punto; huésped de sus labios,
transmutacia via el descaro de un verbo,
razón de un simple abrazo,
de un tiempo propincuo... en resta ubicuo.
un escape celestino, una noche, un destino.

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