sábado, 29 de enero de 2011

CIRCULAR NO.3: ETHOS.

Hay tantas cosas que quiero decirnos y ninguna de sus palabras resulta la correcta para liberar del destierro ese fallo de autenticación, tan disconexo ya por instantes que restringen en malos augurios la diáspora de unas sencillas reflexiones montañeras: Entrecruzadas unos tras otros entre bucles sin ninguna de sus palabras sin ninguno de uno de tantos.... claro. Nada es tan sencillo cómo parece, tan elemental para sentir ese fuego plañidero que se posa entre las sienes de él y destrozar cada uno de sus yo. Que se puede decir cuándo la lengua es muda y los ojos se caen en herrumbre, elucumbrados por eso que sin des-pensarlo se denomina corazón y un espejo que no acalla con sus múltiples imágenes el desfogue de sensaciones descaradas por no estallar en otra cosa. Bah, siempre desdeñoso y fundido en un tambor de especulaciones, un temor que hace filo cada vez que se le piensa y se le dibuja en los planos de la auto-destrucción. Esto no es más que un vómito de mierda sin reír, aquél vomitivo que se deshace que deshace los múltiples cuerpos y una adusta abdominal de carácter festivo. Vale poco o nada. Qué me fusilen todos los bananos anudados del mundo si los evangelios que proclamo no se vierten en mí cómo palabra divina, tan divina cómo lo que no creo y tan mundana que su simple ridículo se emplace con desparpajo entre las nubes sin ningún cura o similares. Tan débiles están que simplemente se recurren a las dudas adolescentes y a la insulsa hípica de las tareas de un hoy mañana. Impregnar con el vaho esa espiga de intención... nada simple, sin embargo puede llegar a ser tan eficiente como un básico placer masturbatorio en los momentos de desesperación: Sin pintar, los lienzos de la imaginación ya fueron lo suficientemente estimulados como para quedarse mirando desde lejos una y otra galería de los tales de otros días. Un discurso más profundo, más profuso, más de todo y más de nada reclama por entonces-después su plaza en ese óvalo de las ilusiones pobres, viles y sencillas... complicadas. Los espacios entre cúmulos de vacío no permiten existir en la medida en que al no medir miden y lo hacen con la pajilla más corta. Por qué no desplazarse en los complementos y dejar de pensarse tan sólo un infinito y así descubrir el placer del bouquet de la vergüenza, del despido de la norma y estamparse en un no espacio auto-reclamado y ambivalente. Siempre hay risas en los parques en los que no hay nadie, por la sencilla razón de que hay muchas más personas dentro al no estarlo que cuándo se están pensando, ocupando e irónicamente por un desdén que decanta en ocio, existiéndose. Hay ningunos que dicen crear por necesidad... nosotros somos los que pensamos que hay de aquellos días en los que se le hace por la necedad; y es que la necedad no es de todos los días, simplemente se les da la gana y con el mayor de los sentidos. Explicar es descarado, moralista ecuánime y si le place también hexagonal.. polimetrías de la serenata pasajera, una jitanjáfora entre líneas que al son del desprecio desabrido de unas estructuras definidas, se revuelcan en un pasado sin futuro; en la búsqueda de la metáfora perfecta para pintar en línea recta: Tal vez sea eso, no se trata de una angustia, una idea o un desfile, se trata de cómo encajar en línea recta un diván, un tiempo , un espacio, un llanto e incluso la más urdida de las tramas. Viva la no linealidad a la son de los complementos! Viva el poder de la creación mediante el desafío a la cuadricula! Viva el absurdo! Viva el absurdismo!!!.

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