miércoles, 31 de marzo de 2010

AMALGAMA.

I

Hablar del hélio en
las cabidades encefálicas;
todo un adorno que vislumbra
una cefalea.

Un recuerdo aquí,
un comprimido allá,
escondido de las fachas
de la higiene...

La asepsia, algo
de por no bastante sencillo,
una mirada hacia el exterior-interior,
hacia nosotros-ellos.

El fénix ha hablado
y yo de por mí, lo sigo.

II

Calistenia de vapores
en un vaivén califragilístico,
en plenos pensamientos
de color epidural.

Pasado y preturo
de cabello corto,
de inmensa pampa,
de ardor porteño,
de adiós mocoso
y un hola longebo...

Para qué escribir si
están los libros y para
qué pintar si las polaroid...
son de hoy; las tintas
son de ayer.

Qué más decir si
no hay nada por,
qué más pensar si
a lo sumo no hay en quién.

Qué más...
Qué más...
Qué más...
EL ANDARIEGO.

Montañas varias, apresan
fielmente un nombre desconocido
bajo arrollos de muda locuacidad.

Son tantas las voces
de aquellos momentos que
coartan el fervor de un verde
quizás universal.

Un millón de ecos grácilmente
superpuestos en caidas de agua
de siete colores; conocidas sólo tres.

Conjurar y perjurar entonces...
todo lo bello en una sola palabra;
no hay palabras, sólo cuarzo y oxidiana,
sólo monte y montañeros,
sólo yo.

Los muertos a sus árboles,
aún mi tiempo no ha llegado,
he de beber cada uno de sus
tiempos hasta la píldora final.

Arah wareh, arah, wareh!!

lunes, 22 de marzo de 2010

IMPULSO.
Qué colmo de vaguedades todas estas, letras inmanentes que me miran indiscretas. Todo esto es si acaso incipiente, por no decir otra cosa. Definitivamente el arte de escribir es para aquellos que poseen las virtudes de la vicisitud del mal oficio de ser librero entre historias propias e intangibles entre un mar de mares de cabeza al sol; sol que en sí mismo no es otra cosa que una misma cosa partida en mil pedazos con retazos infinitos de vacío entre sus haberes. Al no esperar nada de estos grafemas, no doy marcha atrás y permanezco en pie de lucha, en busca de una lucha para continuar en pie de... ya sabemos. No podría suponerse entonces que los pasajes de un laberinto fueran simples líneas rectas (segmentos breves) o sí?

Narrar a pulso del impulso, eso si es madera, qué árbol más ridículo. Esas exquisiteces de la mala ortografía que nos endulzan el paladar de la ignorancia, son como atalayas panegíricas prestas a la vigilancia de un café con leche, café con leche, café con leche, leche con café, chele noc fecá, nocféca chele, eleche onc efac, shhhh..., crr!!.

Por fin, creo entonces que él, yo ella, he despertado del despertar y para colmo yo nos estamos dormidos sueño en un que parece empieza a salchichas huevo y tocino; qué branquistocrona tan absurda, tan coherente, tan armonicotóxica, tan mudelocuente, tan, tan, tan... tan de nada y gracias. Si, si y si, negativo, negativo y por fin neutro y por principio no neutro, reactivo... !!Examen!!.

Su país estamos en constitución de estado permanente, el arte de escribir es para los mancos con sus máquinas de viajar en el tiempo medio segundo unos siglos del pasado futuro. Lector, debe estar usted asombrado o aburrido, tal vez abumbrado o asombrido; todo parecido con la realidad es mera incoincidencia, pues su realidad es la mía y mi realidad no es la de nadie, al ser lector es usted una mera esquela en mi inmenso periódico de tonterías; lo cual lo hace un asunto delicado, pues, pues, pues, las tonterías son eso tan sencillo y serio, como ambiguo paradójico y por no decir más, mil y un millón de ceros de conceptos opuestos, yuxtapuestos a la carta, para hacerlo vomitar y destruir este lacónico documento de cer-incertidumbres.

Más sin embargo, embargando estoy estas palabras al desafiar las fronteras del muro de un único ladrillo, de un único e infinito vacío en el cual las cosas como las no cosas perduran y perecen simultáneamente en la pluralidad del ¨semos¨ y ¨mudímuslo¨ de esas tantas cosas y no cosas que al final le - yo nos llevan tan lejos que incluso llegamos a vernos la espalda al pasar a marcha de tortuga por los hiper-espacios hiperbólicos de cualquier-ninguna estructura imaginable-inimaginable.

Son entonces tan ciertas como des-ciertas estas mierdades, como puede llegar a serlo un palo de los palotes. Disfrute(to) éste divertimento empalagoso de saltimbanquis y maromeros que a pluma gacha inciden en la no tardía des-incidencia del mal de ojo (lástima, ojo es palíndroma). Pues sí, sin mas ni menos termino esta gorda maltrecha comenzando mi relato con el final del mismo.



FIN.

domingo, 14 de marzo de 2010

RAZIAS

No podías escribir y aún lo haces, tu cara impúdica criticaba tus versos con la hoja de la cuchilla. No puedes hablar de la amargura pues tu boca sabe a eso y lo sabes. La candidez maquiavélica nos perturba a todos en este salón de borrachos y maricas que se pierden día tras día en la lozanía de esa misma costumbre que nos absorbe. Ya no quiero hablar más de relojes Roiger, me cansé de su sonido y a lo sumo tú también. Es menesteroso cuando la puta que te comes lo enfatiza. La hora papi!, la hora papi! Y la puerta empieza a sonar. Vale poco si te vienes o no, el caso es que al final siempre cobra y desafortunadamente no es barato; lástima, bien buena que si estaba.

Nada más está fuera del alcance de este espectáculo, enfatizado en esquemas retóricos y basura simbolista que tanto detestas y a la vez te nutre. Es como la ida al baño de Solano Patiño, de algo tan detestable como una puta diarrea se esgrime una belleza individual oculta tras las bambalinas de las baldosas con pálidos colores que incitan a la reflexión en plena descremada. Si señor, sus ojos lo partían en miles de fragmentos desdentados. Él se sentía vulnerable, se lo acababa de confesar, sin embargo ella que hace... lo que todo el mundo, porqué culparla, es un ser humano después de todo; da vuelta al trasto y se cae en lágrimas por odios escondidos. Qué canalla es el personaje, definitivamente lo es; como fragmentar el corazón en sutiles movimientos, tan sutiles como sólo yo lo sé, como sólo él lo sabía, simplemente se hizo el inadvertido y se regocijó en los jardines plenos de rosas que pasan a velocidad de crucero por la luz de un breve túnel. Nada más que contar.


Sólo fue una noche; definitivamente no una como todas las demás, esta si tenía cara... y que cara!. Nada podía esconderse, las luces en esa oscuridad ubicua no dejaban nada a la imaginación, simplemente había que correr y alcanzar la meta, en los lugares más recónditos. Ese pobre temporal se había detenido por vez primera bajo el impulso subsónico de la conciencia más pura. Pero a que se puede aludir en las instancias del despertar, era todo lo que no era y a su vez siempre había sido. Una llamada no puede detener los cambios de constelación, sólo las luminarias estaban allí velando el insomnio de la galanura y el deseo metafórico. Cada segundo contaba, cada cambio se hacía más relevante en su forma más refinada, sin embargo nunca hubo un porqué, nada pedía a la situación que se actuara sin sentido y a su vez con el más turbio de los objetivos; la pérdida del suelo que corrompe y que pervierte, tornándonos en entes libres de contexto y rezagando las sensaciones a los aromas más ininteligibles. Mas aún, los espacios, los laberintos, las sillas y a lo sumo una que otra persona transmutaban la acidez del licor, haciéndolo emigrar con tonadas afro-antillanas, al desdén más apostata que pudiera concebirse. El abandono de los credos, siempre un proceso bastante complicado, exhortaban a la candidez y dar siete pasos a la par de uno solo.

Ah, mi buen Roiger, si pudiera explicar de una manera más sencilla cada una de las cosas que suceden cuando ya no pasa nada. Nos estábamos frustrando, eramos mantequilla en un triste sartén caliente.

NATALICIO


Es inefable ver carencias en

esbozos fatuos de carácter inmarcesible.


Las ambivalencias ya no saben

desvirtuar la cara del sí mismo

frente a su frenético yo...

en dos personas, en una;

jamás en ninguna.


Desafiar lo de siempre

en pro de una escalinata,

en contra de una sábana chata,

al centro de ese cosmos

que obnubila e hipnotiza

la garganta deseosa de cigarrillo.


Como romper esquemas

si del molde solo manan

las lágrimas a risotadas,

los espasmos canallas,

de un abúlico calipso.


Si, si y si; calipso,

que contorsiona la

dicotomía, que elonga

la memoria y copula

con la ridiculez.


De todo eso...

algo nacerá.